28 February 2009

Noa's concert in Gijon (Spain)

Noa, concierto con boicot y alegato contra la violencia
Noa, que fue recibida con protestas en las afueras del Jovellanos, restableció la calma en interior del teatro con la lectura de un sentido alegato a favor de la paz

«La violencia es el sustituto primitivo del diálogo. Israel y Palestina deberían pedirse perdón por las cosas terribles que han hecho ambos bandos. Uno y otro deberían compartir el compromiso de que la pequeña tierra en que habitan les permita vivir en paz». Leía Noa estas palabras sobre un papel blanco como su vestido al comienzo de su concierto en un discreto español por el que pidió disculpas.

Defendió también el derecho de manifestación y recordó a líderes árabes como Husein de Jordania y Sadat de Egipto, incluso a la OLP. Y a su término el público, más de mil cien personas, aplaudió a rabiar. Era su respuesta a la concentración que ayer se celebró ante el Jovellanos convocada contra la cantante por el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe y la Plataforma Asturiana con Palestina por sus declaraciones a favor de que Israel acabara con Hamás en la guerra de Gaza. Y es que quiérase o no, el concierto de la israelí incluyó un cierto desconcierto.

De hecho, más de cien personas protestaron ayer, a la entrada del teatro, contra la actuación de la cantante por sus polémicas declaraciones. Vigiladas por varios policías, que habían colocado vallas de protección a la entrada del coliseo, la concentración discurrió sin incidentes en medio de numerosos eslóganes contra Noa y su país. El texto de sus pancartas no dejaba lugar a dudas: 'Ayer Sudáfrica, hoy Palestina?, 'Sionismo, bestia exterminadora' o 'Yo soy de Gaza', por citar algunas.
Noa, Achinoam Nini, nacida en Tel Aviv en 1969, de ascendencia yemení y educada durante su adolescencia en Nueva York, podría haber alegado a su favor ante esos manifestantes sus actuaciones sobre los mismos escenarios que Sting, Stevie Wonder, Donovan y Al Di Meola, por no hablar de su participación al lado de Bono y Bob Geldorf, elenco al que nadie acusaría de insolidario. Y, especialmente, deben mencionarse sus colaboraciones junto a colegas árabes, ya sea el argelino Khaled o el libanés Nabil Salameh.
Arte musical
«¡Ahora ya puedo cantar!», así había concluido Noa su alegato del comienzo. Y a fe que lo hizo. 'Genes and jeans', el disco que presentó tras la tormenta en las puertas del Jovellanos, se reconoció como suyo desde los primeros compases. Despliega sensualidad y delicadeza en la voz, espiritualidad, arcanos de la tradición y cadencias contemporáneas envolventes, intimismo y la seducción del abrazo. Incontestable, emotiva y convincente, secundada por la compañía en la guitarra de Gil Dor, quien domina las cuerdas desde la caricia; la percusión de Gadi Seri, rozando misterios; la batería de Jean Paul Zimbris, en estado volatinero; la seriedad del bajo de Anat Firestone y los sonidos alabeados de Gil Zohar con los sintetizadores. En la cúspide, Noa, 'The Eyes of Love', ojos enormes y dicción de nube o de sueño relámpago. El concierto se incluía en el Festival de la Palabra. Las hubo con interjecciones en las afueras del recinto teatral, incluso hubo quien gritó ¡sionismo asesino!, a la misma entrada del patio de butacas. Luego fue acompañado hasta la puerta.
Después, el canto restableció sus poderes. Noa siempre ha dicho que el arte musical es un puente para la paz. Quienes la siguieron en el patio de butacas, lo creyeron y la aclamaron.


El llamamiento a la armonía de Noa Concentración en Begoña para exigir sanciones contra Israel. El concierto de la cantante israelí en el Jovellanos estuvo marcado por las críticas políticas.

EDUARDO G. SALUEÑA Son varios los rasgos que caracterizan la personalidad musical de Noa: su cuidada voz, con evidentes acentos de la tradición israelí pero sazonados con la versatilidad del jazz y la calidez del pop; sus sutiles coreografías, enfatizando el componente más oriental de la música, y, sobre todo, una destacada locuacidad y pasión, que apoya, con gran fuerza, sus interpretaciones. Todos ellos se disfrutaron ayer en el Jovellanos. Junto a ella, un quinteto instrumental respaldó las piezas del repertorio, encabezados por las guitarras de Gil Dor, el bajo de Nat Firestone, los teclados de Il Zohar, la batería de Ean Paul Zimbris y las percusiones de Adi Seri.

El concierto estuvo muy marcado por un trasfondo político. Antes de dar inicio la actuación tuvo lugar una concentración de diversos colectivos propalestinos delante del teatro Jovellanos, incitando al boicot hacia la actuación de la cantante, lo que provocó una importante carga de seguridad a la entrada y el interior del teatro. Tras la salida a escena de los músicos y de la cantante, ésta leyó un largo comunicado en castellano donde hizo un llamamiento a la armonía y a la paz en el Próximo Oriente, incidiendo en el reconocimiento de los errores, las disculpas y el respeto mutuo. Hubo quien, desde el público, le increpó «sionista asesina», por lo que tuvo que parar y volver a empezar tras solucionarse el incidente.

Volviendo a la cuestión principal, la música, gran parte del programa de la noche se centralizó en el material de su entrega discográfica más reciente, «Genes and jeans» (editado en marzo de 2008). El alto nivel de los músicos acompañantes se mostró desde el principio del espectáculo, con un alto número de pasajes solistas y de combinaciones instrumentales. Noa alternó canciones que contenían diversos acentos tradicionales junto a otros en los que los arreglos tendían a la fusión estilística de bandas como «Clannad» o el «Pat Metheny Group».

Decenas de personas, en la imagen, convocadas por grupos de apoyo a Palestina, se congregaron en el paseo de Begoña, minutos antes de que diera comienzo la actuación de la cantante Noa para exigir sanciones internacionales contra Israel.

Fuera, gritos contra el sionismo e Israel y a favor del pueblo palestino. " Alto al genocidio del pueblo palestino!" " Vosotros, sionistas, sois los terroristas!" " Si entras al teatro, colaboras con los asesinos!" Y contra la artista, "sargento del ejército israelí, que no está acreditada para ser una mensajera de la paz". Y, dentro, más de un millar de entradas vendidas y una cantante, vestida de blanco y descalza, que lee, en castellano, un comunicado que pretende conciliar y que encierra su propuesta de paz: "Reconocer el derecho de cada una de las partes a la vida, la independencia y la existencia pacífica. Pedir perdón ambas partes y compartir, porque sólo a través del compromiso podemos llegar a la paz".

La gira de la cantante israelí Noa ha estado envuelta en la polémica al considerarla un símbolo del Estado hebreo, en plena invasión del ejército israelí en la franja de Gaza. "La pérdida de vidas humanas es desgarradora", dijo la artista, al inicio de su actuación, alzando su voz contra la violencia y a favor de la democracia y la libertad. La cantante reconoció el derecho de quienes se manifestaban en el exterior del teatro Jovellanos, y dijo esperar la misma actitud hacia el pueblo judío. "Todos buscamos justicia", aseguró, recordando que España también ha sufrido "fascismo" y "os insto a no juzgar, por ello, otras guerras". También mencionó los "terribles traumas" vividos por los judíos desde la Inquisición, pasando por el Holocausto, y confió en que los "hermanos palestinos y árabes" declaren la paz y no la guerra. Tras sus palabras, fue escueta: "Ahora ya puedo cantar".

Y, tras el aplauso del público, se iniciaron los primeros compases musicales de Waltz to the road y Noa se dispuso a cantar. Sin embargo, fue interrumpida de inmediato al grito de " Sionismo, asesino!". El manifestante fue rápidamente interceptado y la cantante retomó la canción, haciendo olvidar con su voz la tensión vivida segundos al respetable. Noa presentó ayer su último trabajo, Jeans & Genes , que ella misma ha descrito como un viaje a la historia de su familia, originaria de Yemen, y que quiere dar voz a la multiculturalidad


NOA Cantante, ofrece hoy un concierto en el teatro Jovellanos

Gijón, J. L. ARGÜELLES
Llega de San Sebastián, donde llenó durante dos noches el teatro Victoria Eugenia, para presentar hoy (20.30 horas) en el Jovellanos su último disco. En esta entrevista habla de sus canciones, pero no elude el análisis sobre el conflicto entre palestinos e israelíes. Afirma que la paz es posible y que sólo hay que dar pasos.

-¿Cómo han ido los conciertos españoles de la gira mundial de «Genes and Jeans»?

-Han sido excelentes desde el principio, pero tengo que admitir que todo ha ido mejorando a medida que el «tour» va avanzando. Los mejores conciertos están resultando los últimos.

-¿Qué aporta este nuevo disco en su carrera?

-En este nuevo álbum exploro las raíces de mi familia, desde Yemen a Israel, pasando por Estados Unidos y vuelta a Israel. Tres culturas, tres lenguajes en armonía. Aprendí algunas antiguas canciones yemeníes bellísimas y las incorporé a mis nuevas canciones inglesas. Además, Gil Dor hizo unos arreglos fantásticos y se encargó también de la producción musical. Ha creado un sonido y estilo totalmente auténticos y originales. Pienso que «Genes & Jeans» es mi álbum por excelencia. Y lo digo porque expresa mi identidad y mi viaje a través de la vida y de la música, de la manera más bella que haya experimentado nunca.

-La crítica ha elogiado la sensibilidad con la que incorpora la tradición de sus raíces yemeníes y su identidad israelí, junto con vivencias estrictamente contemporáneas. ¿Está de acuerdo?

-Siempre estoy contenta cuando la crítica y el público conectan con lo que estoy haciendo. Tengo, además, que agradecer ese apoyo y su aprobación.

-¿Qué destacaría de la aportación de Gil Dor a este nuevo álbum?

-Gil Dor hizo un trabajo maravilloso en este álbum, como productor y arreglista, y también como co-escritor y guitarrista. El inventó el título, «Genes & Jeans», que ha resultado una fantástica idea. Bueno, la verdad es que él es fantástico, siempre. Gil se sumergió de pleno en los ritmos, en las letras y la lírica de las canciones yemeníes, para crear una bella textura musical con total respeto hacia el auténtico sentimiento de los temas originales, pero a su vez extendiéndolos y ensalzándolos de una forma muy hermosa. Gil es un músico increíble.

-Su capacidad para sumar distintas tradiciones, desde la música popular hasta el jazz, el rock o, incluso, la música clásica resulta siempre sorprendente. En 2007 hizo varios directos con músicos de jazz, ¿repetirá ese tipo de experiencias?

-Sí, claro que repetiré. La verdad es que disfruté muchísimo.

-¿Qué encontrará el espectador que acuda a su concierto del teatro Jovellanos, en Gijón?

-La verdad es que éste será el último concierto con la banda al completo de «Genes & Jeans». Será una noche emocionante para nosotros. Habrá temas del último disco, una iluminación y diseño de escenario preciosos. Bailaré, asimismo, algunas danzas genuinas; añadiré que los músicos son increíbles. Por supuesto, también incorporaré al concierto algunos de nuestros temas antiguos más populares. Invito a todo el mundo a que se una a nosotros.

-Usted ha dado claros ejemplos de defensa de la paz y la tolerancia. Aún se recuerdan sus conciertos en el Vaticano, en Marruecos o junto a músicos palestinos y argelinos. ¿Es una actitud que echa en falta en otros artistas?

-Cada artista tiene su personalidad y ha de trabajar con su propia conciencia y seguir los dictados de su corazón .¿No es ése el objetivo del arte? Yo sigo los míos, que son los que me han llevado hasta donde me encuentro hoy en día.

-¿Qué hace falta para alcanzar la paz entre israelíes y palestinos? ¿Cree que la reciente elección del presidente Obama puede facilitar ese encuentro?

-Pienso que la paz entre israelíes y palestinos no es difícil de conseguir. El problema son los extremos fanáticos, y especialmente los movimientos islamistas, que han «secuestrado» a la población palestina y la están utilizando como pantalla de sus propios intereses diabólicos. Estos terroristas no están interesados en la paz, sólo en la «yihad» (guerra santa), en el «shahid» (mártir por la causa de Dios) y en el odio. Ellos no quieren una Palestina junto a Israel, quieren un «no Israel», y no sólo no reconocen el derecho de Israel a existir, sino que llaman a matar a todos los hombres, mujeres y niños. Lo primero es aislar a estos malignos poderes. Mi plan de paz tiene tres pasos: el reconocimiento de los derechos del otro; la petición de perdón por ambas partes, y, por último, el compromiso de que en un pequeño pedazo de tierra podemos convivir dos países, Israel y Palestina, en paz y desde el respeto mutuo.
Me entero, al leer EL COMERCIO del domingo, 1 de marzo, del intento de boicot que sufrió la artista israelí Noa antes de su actuación en el teatro Jovellanos del día anterior. El Comité de Solidaridad con la Causa Árabe y la Plataforma Asturiana con Palestina convocaron este acto de protesta previo a la actuación de la israelí, no sé si aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid o porque realmente puedan considerar a la artista responsable de las decisiones militares que toma el Gobierno hebreo. La primera de las razones me parece sencillamente hilarante; la segunda, peligrosa. Y es que me llama poderosamente la atención que los mismos que, con razón, hacen pedagogía concienciando a la sociedad de que lucir chador, leer el Corán y llevar una larga barba no convierte a nadie en terrorista, a la primera de cambio se echen a la calle contra una persona cuya única culpa es la de compartir nacionalidad con un Gobierno cuyas decisiones son condenadas por los convocantes de la protesta.

Parece ser que una de las razones que han convertido a Noa en objetivo de esta protesta es el hecho de que ha afirmado que hay que terminar con Hamás. Sería bueno recordar que Hamás y Palestina no son lo mismo, y que son muchas las personas y organizaciones palestinas, como el primer ministro Mahmud Abbás, el fallecido Yasser Arafat, la propia OLP o el partido moderado Fatah, que coinciden al señalar a Hamás como uno de los principales escollos que existe ahora mismo para el avance del diálogo entre israelíes y palestinos. Por no incluir a gobiernos nada sospechosos contra la causa palestina como el egipcio o el jordano. En cualquier caso, es evidente que el hecho de que a Noa no le guste Hamás no es motivo para montarle una manifestación. Hace unas semanas, coincidiendo con los momentos más crudos de la última y cruel ofensiva militar israelí contra Hamás, leía una entrevista concedida por el cooperador gijonés Alberto Arce, en aquellas fechas el único occidental en la Franja de Gaza. Cuando le preguntaron su opinión acerca de Hamás, Arce respondió que la organización integrista no le gustaba porque era conservadora y él es progresista, y porque era religiosa y él es agnóstico.

A mí se me hizo un nudo en la garganta al ver que una persona que ha hecho de la solidaridad su vocación obviaba la más evidente de las razones para oponerse a dicha organización: su carácter terrorista. Parece que asusta reconocer esta premisa porque implica, en cierto grado, dar la razón a Israel, lo cual demuestra que los prejuicios -en este caso, el de reconocer que a un adversario también le puede asistir cierto punto de razón- son el mayor de los obstáculos a la hora de lograr que las personas y los pueblos se acepten los unos a los otros. Concentraciones como la del pasado sábado frente al Jovellanos proyectan, a mi parecer, la sombra de esos mismos prejuicios que convierten el diálogo y la tolerancia en quimeras inalcanzables al caer, precisamente, en la misma falta de la que se acusa a Israel: convertir a todos los palestinos en culpables. No me parece tan difícil discernir que tampoco todos los israelíes lo son. Lo que tengo claro, en cualquier caso, es que la culpa no es de Noa.
Achinoam Nini, más conocida como Noa, es la artista más consagrada del panorama musical israelí.

Cuenta con una amplitud de horizontes asombrosa, que la hace llegar a públicos de todos los países y culturas.

Sin embargo, sus recientes declaraciones de apoyo a Israel, y sus acusaciones de desconocimiento de la gran mayoría de gente sobre el conflicto histórico de la Franja de Gaza, han provocado varias protestas e intentos de boicot en sus conciertos en España.

Hasta el momento, Noa había sido premiada en numerosas ocasiones por su labor en favor de la paz, y se considera a sí misma una defensora a ultranza del importante papel que los artistas pueden desarrollar en este aspecto.

Ha colaborado en numerosas ocasiones con artistas palestinos, y fue la primera artista israelí invitada oficialmente a girar en Marruecos.

Esperemos que los nervios se templen, y que nada impida a Noa proseguir con la gira promocional de su último trabajo, Genes&Jeans, una mezcla sorprendente de tradición y modernidad.

Sábado, a las 20.30 horas, Teatro Jovellanos: Paseo de Begoña, 11. 25-35 euros.

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